Desde principios de este año, China ha adoptado una serie de medidas de
reducción de impuestos para ayudar a aliviar la carga impositiva de
empresas y particulares, coadyuvando a la reestructuración económica del país.
En 2012, el gobierno central obtuvo unos ingresos fiscales de 910MM$, cifra que
representó un incremento interanual del 9,4 %, según un informe
del Consejo de Estado. En 2011, los ingresos fiscales centrales crecieron un 20,8 % en comparación con el año anterior.
Paralelamente las autoridades chinas han abierto una investigación y se plantean aplicar medidas anti-dumping (o sea, tasas) a exportadores de vino europeos por considerar que éstos aplican precios
inferiores a los costos de producción
que tiene la empresa importadora en el país de origen.
Se desacelera pues el crecimiento fiscal, en un país donde el propio contribuyente exige factura oficial: no por mentalidad asiática, sino debido a una genialidad del Ministerio de Hacienda, que está llevando a cabo una política de incentivos y no de sanciones. Ha distribuido a todos los comercios una máquina registradora oficial, cuyo recibo es a la vez un billete de lotería.
No hay comentarios:
Publicar un comentario